Guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón
Reflexión en la Vigilia de la Inmaculada 2016
La mención del corazón noble y generoso, que escucha y guarda la Palabra, es retrato de la fe de la Virgen María, se afirma en la encíclica Lumen Fidei (cf LF 58). Así, la Palabra da fruto en su vida y María es icono perfecto de la fe: «Bienaventurada la que ha creído» (Lc 1,45).
San Justino mártir tiene una expresa, con belleza y profundidad, que María, al aceptar el mensaje del Ángel, concibió «fe y alegría». En la Madre de Jesús, la fe ha dado su mejor fruto y cuando nuestra vida espiritual da fruto, nos llenamos de alegría, que es el signo más evidente de la grandeza de la fe (LF 58).
Hoy estamos cansados de encontrar y provocar desconfianza y tristeza. Miremos a la Inmaculada respondiendo sí al plan de Dios para traernos confianza y alegría. Escuchemos la Palabra, fijémonos en el plan de Dios y digamos sí para acercarnos cada vez más al Reino.
Para continuar ese camino de alegría que necesita nuestro mundo y que es el proyecto de salvación de Dios para la humanidad contando con la libre adhesión de cada uno, como contó con el sí de María.
A veces se nos dice que tenemos que saber decir “no” y preservarnos, guardarnos… para poder ser libres y vivir confortable y agradablemente.
Pero el único “no” que hay que decir es precisamente a guardarse, a preservarse, a encerrarse en el mal. Y lo que nos hace libres y nos permite vivir satisfactoria y plenamente es decir “sí” con la generosidad con la que dice “sí” María para construir un nuevo mundo al que se llega por los caminos de la fe y la alegría que trae Jesús, Cristo el Señor. Aunque nos accidentemos.
Digamos felizmente sí y alcanzaremos la dicha. Sed dichosos diciendo.
+ Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF
Obispo de Mondoñedo-Ferrol