Estar ahí

"Le encargó que estuviera alerta…" (Mc 13, 34)

En la parabola del dueño de la casa que se va de viaje y confía a sus criados el cuidado de la hacienda solo uno de ellos recibirá el encargo de permanecer a la espera hasta la venida de su señor. Es el portero. Los demás podrán ocuparse tranquilamente de sus tareas porque uno de ellos ha quedado encargado de la más delicada de todas: permanecer alerta, a la espera, hasta la venida del Señor. Estar ahí, como esa persona con la que sabes que puedes contar en un momento crítico. Cuando venga el Señor te avisará. Mientras tanto cuidará de ti en silencio. Su tarea, la de velar por los demás o cuidar de ellos, es, a menudo, poco valorada.

En nuestra sociedad las tareas productivas gozan de mucho mayor reconocimiento que los desvelos humildes del que cuida, vela, está siempre a nuestro lado y no le vemos. ¡Qué sería de nosotros, sin embargo, en este tiempo de pandemia sin tantas personas anónimas que son, a su manera, el portero de la parábola evangélica que se proclama en todas las iglesias este primer domingo de Adviento…!

» ¡Qué sería de nosotros, sin embargo, en este tiempo de pandemia sin tantas personas anónimas que son, a su manera, el portero de la parábola evangélica!»

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